folleto explicativo.
Material didáctico para uso de los alumnos de la escuela primaria de Iº y IIº ciclo.
Río Negro, mi provincia.
Neuquén, mi provincia.
La Pampa, mi provincia.
Chubut, mi provincia.
Santa Cruz, mi provincia.
Phuén.
Currú Leuvú.
Caldén.
Mutisia.
Chaltén.
La Región Patagónica.
El Alto Valle.
Historias y Leyendas Patagónicas.
Mitos y Leyendas Tehuelches.
Leyendas Mapuches.
LEYENDA DEL CALAFATE.
Hace muchísimo tiempo no existían los calafates. La siguiente leyenda explica su origen.
Koonek, la anciana curandera de la tribu, estaba demasiado cansada para seguir caminando hacia el norte, ya que el invierno se acercaba y había que buscar lugares donde abundara la caza. Koonek se quedó en su toldo (kau) con una buena provisión de leña, agua y comida. Quedó totalmente sola y hasta los pájaros emigraron ante las primeras nieves. Allí subsistió inexplicablemente hasta la primavera.
Cuando regresaron las primeras golondrinas, chorlos y ratoneras, Koonek les reprochó por haberla abandonado sola. Las avecillas le contestaron que en el invierno allí no tenían suficiente comida ni dónde resguardarse del viento y del frío.
Koonek desde dentro del toldo les respondió: “Desde ahora en adelante podrán quedarse durante el invierno pues tendrán abrigo y alimento”.
Cuando abrieron el toldo la curandera había desaparecido y en su lugar había crecido una hermosa planta espinosa, con perfumadas flores que al llegar el verano se transformaron en frutas moradas con abundantes semillas. Las aves comieron sus frutos y no volvieron a irse. Desde entonces el que come calafate siempre vuelve al lugar.
COMO NACIERON LAS FLORES.
Hace mucho, muchísimo tiempo, las plantas aún no tenían flores. En ese entonces vivía en el sur una bella niña tehuelche, llamada Kospi, de suaves cabellos y dulces ojos. Una tarde de tormenta, cuando el fulgor del relámpago iluminaba todos los rincones e la tierra, Karut (el trueno), la contempló asomada a la entrada
del toldo de sus padres. La vio tan hermosa, que a pesar de que él era rústico, osco y bruto, se enamoró locamente de ella. Ante el temor de que la linda niña lo rechazara, la raptó y huyó lejos, retumbando sobre el cielo, hasta desaparecer de la vista de los aterrados padres de la chica.
Al llegar a la alta y nevada cordillera, la escondió en el fondo de un glaciar. Encerrada allí, fue tanto el dolor y la pena que sintió, que de a poco fue enfriándose hasta que se convirtió en un témpano de hielo, fundiéndose con el resto del glaciar. Tiempo después, Karut quiso visitarla y al comprobar su desaparición, se enfureció terriblemente lanzando bramidos de desesperación. Tanto ruido rodó hasta el océano y atrajo muchas nubes que empezaron a llover y llover sobre el glaciar hasta derretirlo completamente. Así Kospi se transformó en agua y corrió deprisa montaña abajo en torrente impetuoso. Luego se deslizó por los verdes valles y empapó la tierra.
Al llegar la primavera, su corazón sintió ansias de ver la luz, de sentir la cálida caricia del viento y de extasiarse contemplando el cielo estrellado por las noches. Trepó despacio por la raíz y tallo de las plantas y asomó su preciosa cabecita en las puntas de las ramas, bajo la forma de coloridos pétalos. Habían nacido las flores. Entonces todo fue mas alegre y bello en el mundo. Por este motivo es que los Tehuelches llamaron "Kospi" a los pétalos de las flores.
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